Alianza Científico-Campesina, una propuesta innovadora para producir alimentos


 







Prensa Mincyt/Codecyt/Miroslava Cariel.- La Alianza Científico-Campesina es una propuesta de corte agroecológico que, pese a las medidas coercitivas unilaterales impuestas por el Gobierno de Estados Unidos, sobresale como un espacio alternativo e innovador para potenciar la producción de alimentos en Venezuela.

Esta información fue dada a conocer por Miguel Ángel Núñez, especialista en agroecología y asesor al despacho del promovida por el Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt), en lo referente a la Alianza Científico-Campesina, durante su intervención en el foro denominado “El bloqueo en la ciencia y la tecnología. Impactos y respuestas”, que forma parte de la serie de conferencias virtuales organizadas por el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Oncti), y que se transmiten todos los miércoles, a través de la plataforma Zoom.

Según datos presentados en el foro por este agroecólogo, la dinámica interna de producción de alimentos en Venezuela ha logrado surtir entre un 70 y 75 % a los abastos, pese a las dificultades enfrentadas por los agricultores como consecuencia del bloqueo financiero y otras limitaciones.

El especialista expresó que esto ha sido posible gracias a los esfuerzos realizados para “fomentar y consolidar los encuentros de conocimientos entre la ciencia académica y la diversidad de saberes, en la búsqueda de encontrar oportunas y adecuadas respuestas a los procesos que se integran en el rescate y reproducción de semillas para nuestra producción agrícola nacional”, declaración que define la esencia y el propósito de la Alianza-Científico Campesina.

De esta propuesta, como define Núñez a la Alianza Científico-Campesina, han surgido innovaciones para el área agrícola como el mejoramiento genético participativo de semillas, que abarca desde cuidar el rendimiento del cultivo hasta evaluar la resistencia a enfermedades.

Este proceso es inédito en el mundo —insistió el especialista—, sobre todo porque los “productores campesinos mantienen una relación de horizontalidad con los investigadores”.

A partir de esta propuesta, el Mincyt, a través de la Corporación para el Desarrollo Científico y Tecnológico (Codecyt), ha podido impulsar la producción de diversos rubros de semillas mejoradas y certificadas de ajo, apio, zanahoria, papa, maíz, batata, frijol chino, café, cacao y fresa.


¿Qué acciones han permitido este avance?

Miguel Ángel Núñez respondió que el trabajo orientado al desarrollo y fortalecimiento de la producción de semilla nacional; la recuperación de las variedades locales; la sustitución de las importaciones de semilla por semillas autóctonas; la revalorización de los conocimientos y prácticas ancestrales; el acompañamiento técnico y formación en buenas prácticas agrícolas a los productores; la promoción de la participación de la mujer; el seguimiento y dotación de insumos y equipos a las Redes Socialistas de Innovación Productiva y laboratorios asociados a los proyectos; la gestión del riesgo agroclimático y el manejo y conservación del recurso hídrico.

Indicó que, en poco tiempo, se ha logrado involucrar a más de 3 mil 500 familias, pertenecientes a 126 núcleos semilleristas en todo el país. “Pero la Alianza Científico-Campesina debe alcanzar algunos retos, con el propósito de seguir incrementando la producción alimentaria en Venezuela; lo que además permitirá potenciar el escalamiento agroecológico e impulsar el ordenamiento del espacio productivo a partir de la producción de semillas. Todo esto facilitará una visualización más contundente del trabajo conjunto entre productores e investigadores ante la población”, añadió.

«La Alianza Científico-Campesina deberá continuar con las actividades en ejecución, valorar y sistematizar el saber con ciencia; seguir impulsando la noción del proconsumidor, que reduce esa relación del productor con el consumidor; así como continuar impulsado la agroecología», comentó Núñez.

Insistió el investigador en la necesidad de conformar una base de datos donde se sistematice la relación de los actores (núcleos semilleristas, entes públicos y privados aliados, productores, entre otros); además, valorar los rubros y actividades que se hacen desde la Alianza-Científico Campesina.

“Esta estrategia permitirá elaborar políticas públicas sobre la base de una dinámica distinta, lo que a su vez facilitará la elaboración de planes y el diseño de proyectos productivos con una nueva visión”, expresó el agroproductor.


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