Es momento de innovar para planificar

 







Grisel Romero Hiller

Nos encontramos en la etapa de la planificación. En el país se visualizan proyectos que pueden ser ejecutados sectorialmente y durante el venidero 2022, respondiendo a las políticas institucionales y a los macro objetivos que direccionan la gran política nacional desde el Plan de la Patria, donde se asume la ciencia y la tecnología productiva como pilares fundamentales del concepto de soberanía, ante la batalla cultural por una ética anticolonial, que resulta un tema crucial para la necesaria sustitución de importaciones.

De esta manera, la aspiración de “desarrollar las capacidades científico-tecnológicas que hagan viable, potencien y blinden la protección y atención de las necesidades del pueblo y el desarrollo del país potencia” (Plan de la Patria, 2019-1025), identificado como uno de los objetivos nacionales, implica, entre otros aspectos señalados en el citado programa:

Consolidar un estilo científico, tecnológico e innovador de carácter transformador, diverso, creativo y dinámico, garante de la independencia y la soberanía económica

Desarrollar una actividad científica, tecnológica y de innovación, transdisciplinaria, asociada directamente a la estructura productiva nacional, a la sustitución de importaciones

Crear una Red Nacional de Parques Industriales Tecnológicos para el desarrollo y aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación

Fortalecer el nuevo sistema de conocimiento científico y popular

Construir la praxis de una nueva cultura y método de gestión

Lograr estas grandes aspiraciones, en la coyuntura actual, donde los recursos son escasos y la pandemia por Covid-19 nos ha movido hacia nuevas dinámicas laborales, induce a pensar en otras formas de planificar conjuntamente, para alcanzar objetivos que trascienden lo meramente institucional.

Para la ciencia, la tecnología y la innovación, la direccionalidad política nacional, plasmada en el Plan de la Patria, se ve reforzada en niveles estratégicos gracias a los lineamientos del Consejo Científico Presidencial, instancia conformada en 2019 que, como parte de una nueva institucionalidad, articula a todos los sujetos del Ejecutivo Nacional que impulsan los procesos productivos y, en consecuencia, demandan de ciencia y tecnología para su consolidación.

Identificar las áreas estratégicas desde las necesidades fundamentales del pueblo venezolano, hacen de éstas las impulsoras de procesos como la investigación científica, la innovación tecnológica, el desarrollo tecnológico, la formación y la divulgación científica, orientados desde dichas necesidades pero, al mismo tiempo, imprescindibles para su propia trasformación, como eslabones que en una dialéctica permanente se asumen sistémicamente para avanzar, solucionar y transformar.

Así, la alimentación, la salud, el transporte, la electricidad, el agua, exigen desarrollos impostergables que únicamente con base a la ciencia podrían consolidarse. De igual forma es indudable que el petróleo, la minería y la petroquímica, como actividades productivas, se apoyan en grandes procesos tecnológicos donde el rol de la ciencia y la tecnología es innegable.

Por ello, formular proyectos estratégicos desde cada una de las instancias ministeriales resulta de visión reducida y poco podrán lograr en el contexto económico actual. Estos planes deben, política y estratégicamente, integrar capacidades, talentos e infraestructuras disponibles en Venezuela, para que puedan representar verdaderas soluciones nacionales y no continúen siendo asignaciones presupuestarias de poco impacto para el país.

En este contexto, la política científica orientada desde una visión integradora, territorializada y sistémica, asume la gestión social como la forma de impulsar conjuntamente los procesos de investigación e innovación, como hechos sociales transformadores de la realidad actual. Promover la incorporación de investigadores/as e innovadores/as en redes colaborativas, permitirán alcanzar las respuestas en materia de salud, alimentación y telecomunicaciones como prioridades actuales. Ya son más de 1800 investigadores/as y más de 4000 innovadores/as que han puesto a disposición sus capacidades para continuar apostando a la trasformación de nuestra Patria, desde diversas áreas del conocimiento, para formular y ejecutar proyectos que se colocan a disposición de las grandes necesidades nacionales.

Es momento de innovar para planificar.

La autora es presidenta del Observatorio de Ciencia, Tecnología e Innovación

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